Desde hace varios años existe la tendencia de “admirar” o “justificar” a los políticos que son poco o nada “políticamente correctos” y que llegó a su pico en el año 2016 con la elección de varios presidentes que bien pudieran ser considerados, por cualquier estándar, como ultraderechista por no decir abiertamente fascistas.

Sabemos que esa actitud no sale de la nada, no es espontanea, sino que, el ser “políticamente correcto” ya estaba llegando a extremos ridículos en lo que los políticos evitaban utilizar la más mínima expresión fuerte por temor a ser criticados y perder el voto de sus constituyentes.

Muchos nos sentíamos frustrados con que los políticos no llamaran las cosas por sus nombres ni actuaran decididamente para solucionar los problemas que afectaban a la ciudadanía, pero algunos, una minoría en aquel momento, se sintieron más frustrados que otros y reaccionaron mas agresivamente. Son aquellos que se dejaron llevar por la retórica de los políticos más reaccionarios e hicieron suyos las quejas de estos.

La inmigración ilegal, el aborto, los homosexuales, el matrimonio igualitario, la lucha de las mujeres por parar la violencia domestica y social, el cambio climático y otros muchos temas mas son las banderas políticas de hoy y que tienen dividido al mundo en dos bandos.

Cada país tiene sus propia historia y causas que han llevados al surgimiento de estos gobiernos, pero lo común es cómo con absoluta desfachatez desafían descaradamente las leyes y desprecian a la opinión pública que los critica, de cómo mienten descaradamente y lo peor de todo es la cantidad de políticos de sus propios partidos que los apoyan incondicionalmente sin importar cuán grande y ridícula.

En el caso de los Estados Unidos ha llegado al punto de que el partido republicano en estos momentos, para defender a Trump, apoya la descabellada hipótesis de que fue Ucrania quien intervino en las elecciones del 2016 ignorando todas las pruebas presentadas por todas las agencias de inteligencias de que fue Rusia la verdadera culpable. No les importa mentir ni poner la seguridad del país en peligro ni, básicamente, hacer el ridículo ante el mundo (ver video).

¿Por qué ocurre esto?

Porque estos políticos, y especialmente Trump, se sienten alentados por su base, por aquellos que los apoyan dentro de su partido sin importarle nada que no sea aferrarse al poder a cualquier precio. No dudan en alentar la división acusando a cualquiera que esté en contra de Trump de “comunistas” y lo mas triste es que muchos ciudadanos están cayendo en este peligroso juego y están dando rienda suelta a lo peor de si, sin darse cuenta de que Trump pronto (dentro de 1 o 5 años) pasará a la historia y esta atmosfera histérica puede pasar y ellos quedaran marcados de por vida frente a sus familiares, amigos y vecinos. Su racismo, su xenofobia, su homofobia, su insensibilidad humana son solo muestra de cuanto aún les faltan para llamarse “humanos”.

Esta intolerancia no solo se muestra en el campo político sino en todos los ámbitos sociales y nos está llevando de regreso a la época en que se justificaban las acciones más aberrantes como naturales. Así fue que las masas europeas apoyaron las guerras y las masacres en nombre de la preservación del “orgullo nacional” o de la “identidad nacional” como sucedió en España, Italia, Turquía o Alemania antes de la 2nda Guerra Mundial.

Nos insensibiliza ante el genocidio contra las mujeres que ocurre en México y África.
Nos insensibilizan ante la violencia domestica que sufren una gran parte de las mujeres alrededor del mundo,
Nos insensibiliza ante el ajusticiamiento de homosexuales en África o en el Mundo Árabe.
Nos insensibiliza contra el sufrimiento de los refugiados sirios, latinoamericanos o del norte de África cuyo único delito es arriesgarse a buscar mejores condiciones de vida.

Nos insensibiliza contra estas o otras muchas causas porque nos lleva a ver con agrado la “eliminación” de las causas de nuestros supuestos problemas.

Esto nos llevaría a pensar “…Si para reducir la inmigración ilegal debemos poner en campos de concentración a los que se entreguen y separar para siempre a los hijos pequeños de sus padres y dar estos en adopción a la vez que le negamos la entrada al país a los padres, para asustar a los demás para que no intenten cruzar la frontera pues estoy de acuerdo”.

No estoy exagerando, conozco personalmente personas que me han tratado de justificar precisamente situaciones como la descrita anteriormente, conozco muchos compatriotas que apoyan esas políticas, que rechazan tajantemente cualquier política de apoyo social tildándolas de “comunista”. Se justifica dejar a un lado nuestra humanidad y solidaridad con los mas necesitados solamente basados en una moda política.

Lo mas triste de esta tendencia de insensibilidad y deshumanización es que no existe una campaña inteligente y decisiva para contrarrestar estas actitudes por lo que estas personas siguen sintiéndose alentadas y llevándonos cuesta bajo en este peligroso juego que un día puede salírsele de las manos a los políticos y terminar en un estallido social que ponga en peligro todo lo que la humanidad a logrado avanzar hasta el día de hoy.

Bienvenidos a la BARBARIE sino terminamos pronto con la intolerancia y la insensibilidad.